miércoles, 4 de julio de 2012

Perdidos entre las lágrimas

Si lo hubiera sabido jamás te habría besado. No me has causado más que problemas, ¿sabes? Con tu sonrisa de pillo y tus pantalones de matón. Pero lo peor no es lo que eras por fuera, sino lo que nadie más que yo conoció de ti. Lo peor es que puedo afirmar sin miedo a equivocarme que dentro de la impenetrable coraza hay un moribundo y marchito corazón, un corazón que necesita uno de nuestros besos, besos capaces de devolver el sentido a este planeta, de dar razón de ser a mi inexplicable existencia, a tus inconexos pensamientos, a nuestro amor. ¿Y dónde estamos ahora? En el lugar del que veníamos, tú lo sabes como yo: perdidos entre las lágrimas.
Y yo que creía que sí era posible ser feliz... 

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