sábado, 9 de febrero de 2013

foREVer

Que nunca nadie se atreva a decirte que se ha parado el mundo, pequeña trotamundos. Que el mundo no se para mientras tú sigas girando sobre él. Aquello que te aterrorizaba ahora no son más que sombras, pasado, y aquello que te aterroriza pasará. Que nadie se atreva a negarte una sonrisa que has solicitado con vehemencia, nunca nadie podrá decir que el tiempo no cicatriza una herida (aunque la cicatriz no desaparezca) porque tus yagas ya se han cerrado. No ruegues, pequeña trotamundos, que la vida no es tu madre ni te quiere. La vida no concede favores y tú mejor que nadie ya lo sabes; pero no te rindas. Nunca te rindas. Porque tú, cariño, tienes el valor del que muchos carecen. Sí, las cosas pasan por algo o por nada y sí, hay una lágrima rodando por la ruta 66 de tu mejilla pero ¡oye! Nadie sabe nunca a dónde van a parar sus tristezas una vez que han dejado de arder como fuego. No sabes porque sufres, pequeña, ya lo sé. Pero sufres. Y un dolor, venga de donde venga, es un punto negro en un mapa. Ese lugar al que debes llegar, incluso si es peligroso, para poder volver a tomar las riendas de tu descarriada vida. ¿Sabes qué es lo mejor, pequeña trotamundos? Que yo estoy aquí, de vuelta, para decirte aquello que no quise decirte una vez, que no supe decirte una vez... ¿Casualidad? Tal vez. Pero en un día como hoy, al recordar todo lo que él fue, he vuelto aquí, he vuelto a escribir tras mucho tiempo sin hacerlo. Gracias a él, mi pequeña trotamundos, el mundo aún no se ha parado. Porque es por él, por su recuerdo, por quien nosotros giramos. Felicidades, Jimmy

Twitter