domingo, 9 de septiembre de 2012

Con el corazón

Lo que pasa es que las decisiones importantes de la vida no siempre se toman con la cabeza, a veces hay que tomarlas con el corazón. Es como cuando dices "¿ciencias o letras?", como cuando tomas el camino difícil porque es el que más feliz te hace y es como cuando te elegí a ti. A ti. De entre todas mis opciones. Tú eres la decisión más importante que he tomado y te he tomado con el corazón.

miércoles, 5 de septiembre de 2012

Never too late.

Y dejé de escribir. Simple y llanamente dejé de escribir. Así que, con todos los malos ratos, no sólo conseguiste arrancar y destrozar mi corazón sino que me quitaste lo único que siempre creí que iba a conservar: mis pensamientos. Lo curioso es que esto no empezó cuando me destrozaste porque, por mucho que me hirieras, no conseguías que me rindiera; ésto empezó cuando me rendí. Sin más. Un día abrí los ojos al despertar y me di cuenta de que todo lo que para mí había sido real durante años ya no lo era, no lo sería nunca más. Me di cuenta de que por muchas lágrimas que hubiera derramado por ti yo no había alcanzado lo peor de esta ruptura, lo peor acababa de empezar justo ahí, justo esa mañana. ¿Que por qué? Pues porque todas esas lágrimas, esas noche mordiéndome el puño para no gritar, el insomnio, la amargura y todas las discusiones que mi desmadejado estado de ánimo había dejado tras de mí hablaban de amor. Yo creía en nosotros y en lo que habíamos vivido, creía en tus palabra y en que, a pesar de no haber funcionado, había existido, había sido real. Esa mañana, al levantarme, supe que había dejado de creer y el dolor cayó de golpe como una tormenta de verano, sin embargo, al contrario que las tormentas, no se pasó enseguida, sigue aquí. Ese dolor me acompaña a todas partes, todos los días, está pendiente de mí. Vive en mis pesadillas, en mis recuerdos y en las calles que tantas veces recorrimos tú y yo. Me acosa y me chantajea, me hace daño hasta límites incalculables y hace que cada noche me despierte empapada en sudor frío, asustada por la nada, que está siempre en mis sueños, peor que el blanco y peor que el negro, no hay color, ni felicidad, ni ruido; no hay nada. NADA. Así que, poco después de darme cuenta, quise venir aquí y quise compartir mi dolor con este blog que es mi mejor amigo y, ¿sabes que pasó? Nada. No pude hacerlo, aún no puedo hacerlo, describo lo que ocurre no lo que siento, sólo estoy confesando la realidad, no estoy escribiendo como solía hacerlo. Y es por tu culpa, por tu culpa, por no haberme querido. El problema es que cuando conoces a tu primer amor siempre esperas tener un bonito recuerdo, algo que perdure, algo de lo que estar segura que te lleve y te guíe durante el resto de tus días y yo, al conocerte a ti, lo único con lo que me pude quedar fue con la certeza de que nunca has sido capaz de quererme como yo te quise a ti. Y éso duele, porque al robarme las expectativas, también me robaste la escritura.

Twitter