domingo, 16 de octubre de 2011

There is not options

Confiar es el primer paso para que te rompan el corazón, es el definitivo, el que marca la diferencia. Cuando confías tu corazón deja de pertenecerte y con él se marchan tu autonomía y tu orgullo. Vas perdiendo todo poco a poco, sin darte cuenta, porque el amor es tan grande que no te permite ver más allá. Si amas eres feliz, paseas con la cabeza erguida, del brazo de un hombre, sintiéndote todopoderosa, la Diosa entre las diosas, la que es feliz y éso se nota pero, claro, no tienes nada porque todo lo tuyo es únicamente de él, hasta que te falla. El dolor es una puñalada trapera, una auténtica jugada del destino, lo peor entre lo pésimo y no sabes ni dónde meterte porque tu corazón roto necesita todo lo que la confianza te ha robado para recomponerse. Empiezan las lágrimas y las noches sin dormir, las ganas de nada y las horas mirando tu reflejo en el espejo, intentando encontrarte a ti misma en ese conjunto vacío que se presenta ante tus ojos pero no hay nada. Aceptarlo es difícil, superarlo es imposible. Un día te despiertas por la mañana pensando que, por fin, eres libre y puedes comerte el día pero el anochecer te devolverá a tu cama con lágrimas en los ojos y la autoestima por los suelos. Es lo malo de ése amor, de ésa confianza extrema: si has permitido que te llenara no se marchará jamás, olvidar nunca será una opción.

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