viernes, 6 de enero de 2012

Mi regalo

Un regalo que no llegó puntual. Llegó con tres días de retraso. Cargado de todo lo bueno y de todo lo malo que viví junto a su vibrar irreprochable. Llegó para dármelo todo, para llevarme al puto cielo y luego robarlo sin más. Y ahí te quedas, cielo. Que sí, que sé de memoria éso de que si juntas los puntos que forman los lunares en su espalda sale mi nombre. Yo he saboreado un amor que se escribe con las letras de su nombre y se reza como los rosarios. He creído que en una cajita pequeñita podía meter el cielo, por si él se marchaba, y la jugada me salió mal. Mal porque al verlo marchar con su maleta raída y su sonrisa de paño, mal remendada y estropeada por las condiciones climáticas adversas me dije que el cielo eran sus recuerdos pero no, tan sólo son un lastre. Y vivo así sin estar viviendo, creyendo que los Reyes Magos volverán, con tres días de retraso, a traerme lo que se llevó el pasado. No es que lo necesito, mi sonrisa sigue ahí a pesar de todo, sostenida entre sonetos, alfileres y unos cuantos si bemol. Mi sonrisa sale a pasear cada día. No lo necesito, pero lo quiero. Nadie puede explicar cuánto lo quiero.

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