viernes, 6 de abril de 2012

Samuel

No sabía hacia dónde se dirigían sus pasos. O puede que, simplemente, no quisiera saberlo. No era fácil alejarse pero... ¿es que tenía otra opción? Era muy duro estar tan enamorada, muy duro saber que el corazón se rompería en mil pedazos, muy duro tener miedo por enésima vez. Siempre había huido. Estaba acostumbrada al dolor que éso provocaba pero incluso el mayor de todos venía contrarrestado por un profundo alivio que crecía a medida que se alejaba. Hasta ahora. Por primera vez en su vida no había alivio, ni una pizquita, nada en absoluto y no sabía bien como sobrellevarlo. ¡Pero ella era una amante de la libertad! No era tan simple como enjaularla por amor, no. Debía huir mientras pudiera, no había ni un segundo que perder. Echó a correr bajo la lluvia, ¡menos mal que estaba lloviendo! Lady Rock n' Roll no habría soportado que la vieran llorar, incluso a sabiendas de que, a esas horas, nadie se fijaría en ella. Quería volver pero tenía que marcharse. Lo creía con cada célula de su cuerpo. Llegó a la estación de tren, eran las seis de la mañana. Los más madrugadores ya abandonaban la estación rumbo a cualquier parte. Subió conmocionada a su tren tras sacar un tique. No sabía a dónde iba, sólo que se alejaba, que se alejaba mucho del único cuerpo que había considerado su hogar. Y, mientras el tren aceleraba convirtiendo en un borrón el paisaje, Lena no pudo evitarlo y pensó en Samuel.

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