jueves, 1 de septiembre de 2011

Re/presentándome.

Soy cabezota e irresponsable. Siempre creo que tengo razón, incluso cuando no lo admito. Puedo ser muy generosa pero también muy egoísta. Me gusta dejar las cosas de un día para otro, no sé, simplemente, lo pospongo indefinidamente. Adoro la fotografía, la música y los libros. Me vuelve loca tener esos gordos ejemplares en las manos y pasar sus páginas que huelen a sabiduría y sentimientos y que me envuelven con su mágico caos. Amo a los Rolling, los Guns, los Beatles, a Metallica, a la Oreja de Van Gogh, a Katy Perry... No tengo un punto intermedio, un estilo, una pasión, lo que me apasiona es lo que cada uno de esos acordes y cada una de esas palabras me hace sentir, ése nosequé en las raíces de mi ser que consigue ponerme la piel de gallina y los pelos de punta. Me gusta aprender pero no suelo darle importancia, lo hago a ratos y no es problema porque sé que no necesito más, que con poco ya se me queda. Soy indecisa, caprichosa, desordenada aunque adoro el orden, descuidada y puede que un poco egocéntrica. Odio a la gente que me miente, me hiere o me engaña pero, sobretodo, odio a la gente que me odia porque sé que, a pesar de mis muchos defectos, nunca haría daño a nadie deliberadamente. Me gusta moverme pero sólo a mi ritmo, adoro hacer planes para después romperlo y quiero a mi padre como a nadie porque él lo es todo para mí. Estoy llena de miles de millones de recuerdos guardados en cajitas en el fondo de mi alma que son los que me hacen ser quien soy. Suelo salir los días de lluvia a pasear con el paraguas por el simple placer de escuchar el piquiti-piquiti-plac de las gotas rebotando en la tela empapada pero impermeable. Adoro ver las tormentas, sobretodo si es sentada en la lavadora de la galería de casa de la abuela o de rodillas en el sofá, oteando desde la ventana con una taza de chocolate caliente en la mano, me gustan los rayos y los truenos y sentir esa inquietud que me produce escalofríos. Siempre tuve miedo a la oscuridad, hasta que me pasó y ahora no soporto dormir con luz. No soy nada orgullosa, no me enfado y siempre perdono, puede parecer una tapadera pero, desgraciadamente, es la puta verdad; mis amigos suelen decirme que concedo demasiado y que es normal que la gente me haga daño porque llevo una especie de cartel en el corazón que pone: permiso para golpear, romper, rasgar y pisar. Me gusta mi voz, me gusta mucho; mi voz, mis ojos, mis labios y mi nariz. Odio mi cuerpo. Me encanta la fruta, el nestea, la pasta, la tortilla y las patatas pero no puedo con las verduras y prefiero no verme obligada a comer pescado. Soy de salado, no de dulce. Mi helado es sin duda el de cookies del fiordilatte. Sé lo que es amar, en serio, lo sé, lo he vivido en lo bueno y en lo malo, he amado dos veces en mi vida y puedo jurar que es agotador pero te llena por dentro. Soy de las ñoñas que se inspiran con frases, canciones, libros, series e, incluso, fotos. Amo a Galicia, amo a Galicia con todas mis fuerzas; su verdura, su embergadura, su costa kilométrica, su tiempo borrascoso, su clima, su gente, su comida, su belleza, su mar, sus secretos, su mitología. Odio la playa, la arena, el calor excesivo, la aglomeración, los cambios de temperatura, el hambre, no tener nada que hacer, los desesperantes paseos por la orilla esquivando a la gente y, sin embargo, me encanta ir y siempre me lo paso bien. No me cuesta hacer amigos una vez que venzo mi timidez, que es mucha, el problema es conservarlos. Estoy enganchada a los pintaúñas, al maquillaje y a las compras. Me encanta arreglarme, ponerme frente al espejo y cuidar mi aspecto, es aburrido y tedioso, sí, pero cuando termino, me miro y me siento guapa soy realmente feliz. Me encantan las mariquitas y las mariposas pero, sobretodo, las arañas. Le tengo pánico a las avispas y las abejas. Me gustan las rosas rojas, violetas y blancas pero no soporto las petunias, los geranios ni los claveles. De pequeña me costaba pronunciar la palabra nenúfar así que no entendía a Mönet que quería complicarme la vida. Estoy enamorada del El beso de Klimt. Quiero a mis amigos, mucho, igual que a papá y su guitarra, a mamá y su mal humor característico, a Candela y sus berrinches, Iago y su poca vergüenza y Alba y su egoísmo, igual que a mi Alex y su música (aunque nunca lo admita). Soy feliz, a mi manera, con altibajos, sin perfección, pero feliz, al fin y al cabo.


Iria B.

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